Las baterías de nuestros dispositivos móviles se han convertido en protagonistas de nuestra experiencia de usuario, pero hace mucho que son también componentes críticos en ordenadores portátiles. ¿Ha mejorado la tecnología integrada en esas baterías? ¿Cuál es la mejor forma de exprimir estos componentes y sacarles el mayor partido?
Tipos de baterías en dispositivos móviles:
En nuestros portátiles solemos encontrar dos tipos de batería: de ión de litio y de polímero de litio. Ambas se caracterizan por su ya consolidada producción masiva -lo que ha permitido abaratar el precio de estos componentes- y su buen comportamiento excepto a altas temperaturas, algo de lo que hablaremos más adelante.
La diferencia fundamental entre ambas es la forma en la que la sal de litio está contenida en esas baterías: mientras que en las baterías de ión de litio ese componente está contenido en un solvente orgánico líquido, en las de polímero de litio el continente es un compuesto polimérico similar a un gel.
¿Enchufadas o desenchufadas de la corriente?
Podemos dejar nuestros portátiles enchufados todo el tiempo que queramos, porque no hay peligro de que se sobrecargue el portátil. En cuanto la batería está totalmente cargada ese proceso se detiene, y no vuelve a iniciarse hasta que el voltaje de la batería cae por debajo de cierto nivel.
Vida de una batería:
Todas las baterías de este tipo tienen cierta vida útil que se mide en ciclos de recarga. No hay un estándar que especifique lo que constituye un ciclo de recarga de forma detallada, pero se suele asumir que un ciclo de recarga completo se aplica cuando recargamos la batería (de nuevo, no está aceptado que haya que cargarla por completo) tras descargarse por debajo del 20%.
El número de ciclos de carga es lo que nos determina la vida útil de una batería. El número de ciclos de carga lo encontraremos en la información del fabricante del equipo.
Se recomienda sustituir la batería una vez se alcancen el máximo número de ciclos de carga. Podremos seguir usando esa batería, pero notaremos una inevitable reducción en la autonomía de esas baterías que se irá agravando con el tiempo.
El sacar la batería del equipo cuando lo usamos conectado a la red eléctrica tampoco es un factor determinante; hoy en día muchos de los equipos no se les puede extraer la batería.
Temperatura:
Si hay un elemento que afecta a la vida útil de las baterías, ese es el calor; es un parámetro que puede condicionar el correcto funcionamiento de las baterías. Las baterías de ión de litio «sufren de estrés cuando se las expone al calor de la misma forma que lo sufren al someterlas a un alto voltaje de carga», e inciden de forma directa en el rendimiento que obtenemos de nuestras baterías.
Ese mito extendido de que almacenar las baterías en un congelador o en la nevera puede mejorar su comportamiento es uno de los más populares, pero no es necesariamente cierto; mantener baterías en el congelador o la nevera puede dañar las baterías (la condensación puede provocar corrosión los contactos o el sellado.)