El éxito de muchos ataques informáticos e intrusiones que sufren las empresas y organizaciones en gran parte se debe a la cantidad de información que directa o indirectamente está disponible o se puede recoger de Internet. En definitiva, porque no sabemos cómo gestionar la huella digital.

Medidas para gestionar de forma más segura nuestra huella digital:

  • Ser conscientes de que todo lo que compartimos en Internet, en mayor o menor grado, pone en riesgo la privacidad.
  • Utilizar diferentes «personas» (perfiles) para diferentes aspectos de nuestra vida digital, ya sea utilizar una dirección de correo para el trabajo y otra para los asuntos personales, o utilizar una tarjeta de crédito para realizar compras en línea y otra para todo lo demás.
  • Revisar las configuraciones por defecto de los sistemas digitales. Muchas veces, éstas favorecen la divulgación de la información personal antes que su resguardo.
  • Encontrar y utilizar herramientas específicas para mejorar la privacidad. Existen muchas herramientas para mejorar la privacidad, especialmente para los navegadores. Estas herramientas se pueden usar no solo para proteger áreas específicas de nuestra huella digital, sino también para mantenernos al tanto y comprender qué es lo que están buscando los proveedores de servicios.

 

Recomendaciones para gestionar la huella digital correctamente:

  • Gestiona las cookies: Busca qué configuraciones para cookies tiene tu navegador y luego fíjate si tu navegador permite bloquear cookies de terceros.
  • Revisa tu configuración de privacidad: Borrar las cookies no es suficiente. Como usuarios de Internet, también debemos tomar el control de la información que deseamos compartir en cualquier servicio público, especialmente en los servicios explícitamente abiertos como las redes sociales, los blogs y los sitios para fotografías. Al igual que lo que ocurre con cualquier información privada, evitar la exposición, es más fácil, que la tarea casi imposible de borrarla una vez que se hace pública.
  • Comprender lo que realmente ocurre cuando compartimos datos: una vez que compartimos algo, ya no podemos «des-compartirlo». Y una vez que visitamos un sitio o creamos una cuenta, puede que ya no podamos borrar nuestras huellas.

Gestionar nuestras huellas digitales en línea requiere pensamiento, tiempo y esfuerzo. Implica luchar contra nuestra propia inercia ante las configuraciones por defecto, que son cómodas pero socavan nuestra privacidad, y contra los esfuerzos organizados y persistentes de quienes tienen un interés económico e intentan persuadirnos de sacrificar nuestra privacidad en su propio beneficio.